Recientemente, el Banco Central del Reino Unido anunció que reducirá el indicador de referencia de la tasa de interés del 4.25% al 4%, siendo esta la quinta reducción desde agosto del año pasado. El proceso de decisión de esta reducción fue bastante dramático, ya que se aprobó finalmente por un estrecho margen de 5-4 después de dos rondas de votación, lo que refleja plenamente las discrepancias internas del Banco Central sobre la evaluación de la situación económica.
Las consideraciones detrás de la reciente reducción de tasas del Banco Central del Reino Unido son bastante complejas. Por un lado, la economía británica ha mostrado una tendencia a la baja durante dos meses consecutivos, con la tasa de desempleo alcanzando un máximo de cuatro años del 4.7%, lo que requiere apoyo político; por otro lado, la tasa de inflación sigue siendo alta, alcanzando el 3.6%, muy por encima del objetivo del 2%, y se espera que en septiembre pueda aumentar aún más hasta el 4%. Lo que preocupa aún más es que el Banco Central prevé que el tiempo para que la tasa de inflación regrese a niveles normales podría retrasarse hasta el segundo trimestre de 2027, lo que representa un retraso de tres meses respecto a la estimación anterior.
Vale la pena destacar que el Banco Central del Reino Unido ha ajustado ligeramente la redacción en esta declaración de política, cambiando de "la política sigue siendo restrictiva" a "con la reducción de las tasas de interés, la restrictividad de la política monetaria ha disminuido". Este sutil cambio ha sido interpretado por el mercado como una señal de que el ciclo de reducción de tasas podría estar a punto de pausar, lo que también ha decepcionado a los funcionarios del gobierno que esperaban estimular la economía a través de políticas de flexibilización.
En respuesta a la reducción de tasas, el mercado reaccionó de manera relativamente tranquila, con un movimiento limitado en el tipo de cambio de la libra esterlina frente al dólar, lo que indica que los inversionistas ya han digerido completamente las expectativas de recorte. Los analistas señalan que la dirección de la política del Banco Central del Reino Unido en el futuro dependerá en gran medida de los datos económicos, especialmente de la tendencia de la inflación y los cambios en el mercado laboral. La mayoría de las instituciones predicen que si la economía sigue débil, el Banco Central del Reino Unido podría reducir las tasas nuevamente en noviembre, pero el espacio para recortes en 2026 podría ser de solo 1 a 2 veces, y la tasa final podría estabilizarse en un rango del 3.25% al 3.5%.
La decisión de recortar tasas del Banco Central del Reino Unido destaca la dificultad de buscar un equilibrio entre fomentar el crecimiento económico y controlar la inflación. En el futuro, si la economía británica puede lograr un aterrizaje suave y si la inflación puede disminuir como se esperaba, se convertirá en el foco de atención del mercado. Al mismo tiempo, esta decisión también ofrece una valiosa referencia para los bancos centrales de otras economías importantes; en el contexto de la incertidumbre económica global, cómo establecer una política monetaria adecuada será un desafío común que enfrentarán los bancos centrales de todos los países.
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MEVSandwich
· hace17h
No hay trabajo, luchando a muerte contra el Banco de Inglaterra 6666
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wagmi_eventually
· hace17h
Es absurdo, ¿por qué se asustan con un 4.7% de desempleo?
Recientemente, el Banco Central del Reino Unido anunció que reducirá el indicador de referencia de la tasa de interés del 4.25% al 4%, siendo esta la quinta reducción desde agosto del año pasado. El proceso de decisión de esta reducción fue bastante dramático, ya que se aprobó finalmente por un estrecho margen de 5-4 después de dos rondas de votación, lo que refleja plenamente las discrepancias internas del Banco Central sobre la evaluación de la situación económica.
Las consideraciones detrás de la reciente reducción de tasas del Banco Central del Reino Unido son bastante complejas. Por un lado, la economía británica ha mostrado una tendencia a la baja durante dos meses consecutivos, con la tasa de desempleo alcanzando un máximo de cuatro años del 4.7%, lo que requiere apoyo político; por otro lado, la tasa de inflación sigue siendo alta, alcanzando el 3.6%, muy por encima del objetivo del 2%, y se espera que en septiembre pueda aumentar aún más hasta el 4%. Lo que preocupa aún más es que el Banco Central prevé que el tiempo para que la tasa de inflación regrese a niveles normales podría retrasarse hasta el segundo trimestre de 2027, lo que representa un retraso de tres meses respecto a la estimación anterior.
Vale la pena destacar que el Banco Central del Reino Unido ha ajustado ligeramente la redacción en esta declaración de política, cambiando de "la política sigue siendo restrictiva" a "con la reducción de las tasas de interés, la restrictividad de la política monetaria ha disminuido". Este sutil cambio ha sido interpretado por el mercado como una señal de que el ciclo de reducción de tasas podría estar a punto de pausar, lo que también ha decepcionado a los funcionarios del gobierno que esperaban estimular la economía a través de políticas de flexibilización.
En respuesta a la reducción de tasas, el mercado reaccionó de manera relativamente tranquila, con un movimiento limitado en el tipo de cambio de la libra esterlina frente al dólar, lo que indica que los inversionistas ya han digerido completamente las expectativas de recorte. Los analistas señalan que la dirección de la política del Banco Central del Reino Unido en el futuro dependerá en gran medida de los datos económicos, especialmente de la tendencia de la inflación y los cambios en el mercado laboral. La mayoría de las instituciones predicen que si la economía sigue débil, el Banco Central del Reino Unido podría reducir las tasas nuevamente en noviembre, pero el espacio para recortes en 2026 podría ser de solo 1 a 2 veces, y la tasa final podría estabilizarse en un rango del 3.25% al 3.5%.
La decisión de recortar tasas del Banco Central del Reino Unido destaca la dificultad de buscar un equilibrio entre fomentar el crecimiento económico y controlar la inflación. En el futuro, si la economía británica puede lograr un aterrizaje suave y si la inflación puede disminuir como se esperaba, se convertirá en el foco de atención del mercado. Al mismo tiempo, esta decisión también ofrece una valiosa referencia para los bancos centrales de otras economías importantes; en el contexto de la incertidumbre económica global, cómo establecer una política monetaria adecuada será un desafío común que enfrentarán los bancos centrales de todos los países.